jueves, 24 de agosto de 2023

El Papel de los Feminismos en la Transformación Social

 

¿En qué medida los feminismos han cuestionado las relaciones de poder?

Los feminismos han desempeñado un papel fundamental en cuestionar las relaciones de poder en diversas áreas de la sociedad, incluyendo el ámbito político, social, económico y cultural. Han planteado interrogantes sobre las estructuras de poder arraigadas en la historia y la cultura, destacando cómo estas estructuras a menudo han perpetuado la desigualdad y la opresión, especialmente en términos de género.

Algunas de las formas en las que los feminismos han cuestionado las relaciones de poder son:

El cuestionamiento a las normas tradicionales que asignan roles específicos y expectativas a hombres y mujeres. Han manifestado cómo estas normas limitan las opciones y oportunidades de las personas y contribuyen a la desigualdad de género.  Han trabajado para dar visibilidad y validar las experiencias de las mujeres y otras identidades de género marginadas. Han desafiado la idea de que solo las voces y perspectivas masculinas son válidas o importantes. han procurado la igualdad de derechos en términos legales y políticos. Han impulsado cambios en las leyes para garantizar que las mujeres tengan los mismos derechos y oportunidades que los hombres en áreas como el voto, la educación y el empleo. Han investigado y cuestionado las estructuras patriarcales en la sociedad, señalando cómo estas estructuras perpetúan la opresión de las mujeres y de otros grupos marginados.

Los feminismos han resaltado y condenado el sexismo y la misoginia presentes en la cultura y los medios de comunicación, así como en las interacciones cotidianas. Han llamado la atención sobre cómo estos problemas contribuyen a mantener desigualdades de género. Han examinado la división sexual del trabajo, donde a menudo se asignan a las mujeres roles no remunerados o subvalorados. También han resaltado cómo las estructuras económicas pueden explotar a las mujeres, especialmente en trabajos precarios y mal remunerados. Han evolucionado para abordar la intersección de género con otras formas de opresión, como raza, clase social, orientación sexual y discapacidad. Esta perspectiva más amplia ha llevado a un mayor entendimiento de cómo las diferentes formas de opresión se entrelazan y refuerzan mutuamente.

En resumen, los feminismos han sido críticos en cuestionar y desafiar las relaciones de poder desiguales basadas en el género, y han contribuido significativamente a la transformación de las estructuras sociales y culturales para lograr una mayor igualdad y justicia.

Posverdad en la Era Digital: Desafíos para el Pensamiento Crítico

Extraído de Internet, desconozco autoría

Nos encontramos en tiempos de "posverdad", un término que ha ganado una relevancia particular en el ámbito político y social en los últimos tiempos. ¿qué entendemos exactamente por posverdad? Yo la definiría como una estrategia de manipulación que se caracteriza por apuntar a la emocionalidad, la desinformación y la exacerbación de creencias personales para generar adhesiones de opinión que carecen de fundamentos en la realidad tangible y verificable. En otras palabras, en la era de la posverdad, la verdad objetiva puede ser ignorada o distorsionada en favor de discursos que apelen a las emociones y a las creencias previas de las personas.

Los medios de comunicación juegan un papel significativo en la propagación de la posverdad. ¿cómo los medios contribuyen a este fenómeno? las plataformas digitales, pueden difundir información falsa o engañosa. Esto puede deberse a la falta de verificación de hechos o a la propagación deliberada de información falsa para atraer la atención o promover una agenda. Las redes sociales y sus algoritmos están diseñados para mostrar a los usuarios contenido relevante según sus preferencias previas. Esto puede crear burbujas de información, donde las personas solo ven y se involucran con opiniones y noticias que confirman sus creencias existentes, lo que refuerza aún más la posverdad.

La sobreabundancia de información puede generar confusión y dificultades para discernir entre fuentes confiables y opiniones infundadas. Esto puede dar lugar a debates sin sentido y a la polarización, ya que las personas tienden a aferrarse a sus propias creencias sin cuestionarlas ni considerar otras perspectivas. 

Frente a la posverdad, es fundamental fortalecer el pensamiento crítico y la alfabetización mediática para navegar con confianza en un mundo inundado de información y desinformación. En un entorno en el que las noticias falsas, los mensajes y las interpretaciones erróneas pueden propagarse rápidamente, cultivar habilidades sólidas para discernir la verdad se vuelve esencial.

En tal sentido el pensamiento crítico aporta en esa dirección e implica ir más allá de lo superficial y examinar cuidadosamente las afirmaciones antes de aceptarlas. No se trata solo de ser escépticos, sino de ser curiosos y analíticos. La alfabetización mediática complementa el pensamiento crítico al proporcionar las herramientas necesarias para analizar y comprender los medios de comunicación. Implica entender cómo se construyen las noticias, cómo se seleccionan los temas, cómo se presentan visualmente y cómo se puede manipular la información a través del lenguaje y las imágenes. Al mejorar nuestra alfabetización mediática, podemos detectar estrategias persuasivas y reconocer cuando se están utilizando para influir en nuestras opiniones y creencias.

En síntesis, enfrentar la posverdad requiere de un compromiso constante con la verdad objetiva y una voluntad de cuestionar nuestras propias creencias y prejuicios. Al fortalecer el pensamiento crítico y la alfabetización mediática, podemos navegar por el panorama informativo actual con mayor confianza y resiliencia, tomando decisiones informadas y contribuyendo a un discurso público más sólido y fundamentado.

¿A qué nos enfrentamos a la hora de hacer frente a la posverdad? 

En la era de la información digital, estamos expuestos a una gran cantidad de información constantemente. Esto puede llevar a una sobrecarga de información, lo que hace que las personas se sientan abrumadas y limitadas en cuanto al tiempo y la energía disponible para dedicar al pensamiento crítico y la investigación exhaustiva. A su vez las personas a menudo tienen la tendencia a ajustarse a las opiniones y creencias de su entorno social para encajar y sentirse aceptados. Esto puede dificultar el cuestionamiento de ideas prevalentes, incluso si esas ideas carecen de fundamento. 

La incertidumbre puede resultar incómoda para muchas personas. A veces, aceptar información simplificada y directa puede proporcionar una sensación de seguridad y certeza, incluso si esa información es incorrecta o sesgada. En algunos casos, la desinformación y la propaganda están diseñadas para apelar a las emociones y a la simplicidad, evitando el pensamiento crítico. Esto puede hacer que las personas acepten información falsa sin cuestionarla, ya que se ajusta a sus creencias o emociones preexistentes. 

Superar estas barreras requiere un esfuerzo consciente por parte de las personas para desarrollar sus habilidades de pensamiento crítico, estar dispuestas a enfrentar la complejidad y la incertidumbre, y dedicar tiempo y energía a evaluar cuidadosamente la información antes de aceptarla como verdadera.

Medios, Política y crisis de sentido: 

La relación entre medios y política es compleja y multifacética. Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la forma en que se informa, discute y percibe la política en una sociedad. En este contexto, la falta de reflexión crítica y análisis profundo se ha convertido en una tendencia común en la sociedad. Los valores culturales que promueven el individualismo, el "hace la tuya" y el enfoque en el "aquí y ahora" han dejado huella en el pensamiento y la acción colectiva. Parecería ser que nos hallamos inmersos en una crisis de sentido y memoria colectiva en tanto hemos perdido conexiones significativas con nuestro pasado y las tradiciones que han moldeado nuestras identidades culturales. En relación a esto me gustaría hacer la diferenciación entre "tradición" y "tradicionalismo". La tradición representa una base cultural e histórica sobre la cual podemos construir y evolucionar. Proporciona continuidad con el pasado, un sentido arraigado de pertenencia. Las tradiciones son valiosas porque transmiten lecciones aprendidas y conocimientos a través de las generaciones, algo esencial para nutrir a las nuevas generaciones y ayudar a comprender su lugar en el mundo. En contraste, el tradicionalismo se refiere a la rigidez y la resistencia al cambio. Si una sociedad se aferra ciegamente a sus tradiciones sin cuestionarlas o adaptarlas a nuevas realidades, corre el riesgo de enfrentar la rigidez cultural y el estancamiento. En este escenario, las tradiciones dejan de ser una fuente de enriquecimiento y se basan en obstáculos para la transformación. 

La pérdida de sentidos compartidos pueden tener consecuencias devastadoras, ya que el pasado y la memoria colectiva son fundamentales para entender quiénes somos como individuos y como comunidad. La falta de confianza en los demás y en las instituciones puede generar apatía política y falta de voluntad para organizarse y participar en la vida política de un país. 

Quiero destacar que los medios de comunicación también pueden ser una parte importante de la solución para abordar la posverdad. La promoción de un periodismo responsable, basado en hechos y bien investigado, así como la educación de las personas sobre cómo reconocer y enfrentar la desinformación, son medidas clave para contrarrestar este fenómeno y fortalecer la confianza en la información veraz y objetiva.


viernes, 18 de agosto de 2023

La Resurrección de las Pasiones Políticas: un Relato de Cambio y Convicciones

 

Ilustración: Belén García Monroy

En un país donde la política había estado dominada durante décadas por los partidos de centro-derecha y centro-izquierda, algo comenzó a cambiar. El auge de los partidos de extrema derecha se volvió palpable, y muchos se preguntaban cómo había sucedido. La respuesta yacía en las palabras de algunos análisis que pululaban: los electores habían perdido la identificación con los partidos tradicionales.

La sociedad había cambiado, sus valores y preocupaciones eran otras, pero los partidos de siempre parecían incapaces de entenderlo. Los partidos de centro, a pesar de su lenguaje moderado, no lograron movilizar las pasiones de los electores. Sus discursos eran vistos como carentes de autenticidad, como si hablaran desde un lugar distante y ajeno a las luchas reales de la gente.

Entonces, en medio de este panorama político turbio, surgió una voz. La voz de una mujer, Mouffe[1], una pensadora política. Lanzó una propuesta alternativa: para contrarrestar el auge de los partidos de extrema derecha, era necesario construir populismos de izquierda. Estos populismos no buscarían negar las pruebas legítimas de la población, sino que canalizarían esas pasiones hacia valores democráticos y progresistas. ¿Sería este el camino hacia una sociedad más democrática, igualitaria, libre y justa?

Poco a poco, surgieron líderes carismáticos que adoptaron esta visión. Inspirados por la idea de movilizar las pasiones hacia un objetivo común, comenzaron a hablar el lenguaje del corazón ya conectarse con las esperanzas y temores de la gente. Hablaron sobre igualdad, justicia social y derechos humanos de una manera que resonaba profundamente con la población.

La gente comenzó a sentirse parte de algo más grande que ellos mismos. Se reunían en mítines y marchas, ondeando banderas con lemas de solidaridad y progreso. La política ya no era solo un juego de números y estrategias, sino una expresión apasionada de las aspiraciones colectivas. La democracia liberal cobró vida nuevamente. Daba la impresión de que los populismos de orientación izquierdista conseguían dirigir las emociones en favor de una mayor igualdad y justicia social, pero en realidad todo ello servía para mantener intacto el mismo sistema que apuntalaba y agravaba la desigualdad, no proponían un cambio radical y profundo del sistema dominante. Una salida a otro mundo posible.

Con el tiempo, los populismos de izquierda resurgieron como alternativa. Revivió la participación política, ofrecieron soluciones concretas a los problemas que afectan a la sociedad. pero ¿era el populismo de izquierda la salida a una sociedad más justa, democrática e igualitaria? ¿O era la contracara de la misma moneda? Las ideas extremistas de la derecha comenzaron a perder terreno, eclipsadas por una contra propuesta que se embanderaba con una visión inclusiva y transformadora de la política.

Los partidos políticos habían aprendido una importante lección: la política no podía ignorar las pasiones humanas. La falta de identificación con los partidos tradicionales había llevado al auge de los extremos. El país podía encontrar una manera de movilizar esas pasiones hacia un futuro más igualitario y democrático, pero ¿esto solo era posible a costa de la construcción de populismos de izquierdas? El resurgimiento de las pasiones políticas había cambiado el rumbo del país, mostrando que la auténtica conexión con la gente era el verdadero motor del cambio.

 



[1] “Por un populismo de izquierda” Mouffe (2018)


viernes, 11 de agosto de 2023

DISPUTAR LOS SENTIDOS Y SIGNIFICANTES. CONSTRUIR CONTRAHEGEMONÍA

 


Problema de foco y la autodestrucción de la política:

Hannah Arendt en “orígenes del totalitarismo”[i] señaló el problema de foco en la política, donde el interés excesivo en lo privado puede socavar el bien público. La política debería estar dirigida hacia el bienestar colectivo y la toma de decisiones que beneficie a toda la sociedad. Sin embargo, en tiempos de crisis de sentido y memoria colectiva, es fácil caer en el individualismo y preocuparse solo por lo privado, perdiendo de vista el bien común.

La autodestrucción de la política ocurre cuando los ciudadanos abandonan la participación activa en la esfera pública y permiten que otros tomen decisiones en su nombre. Si la política se vuelve demasiado desapegada de la gente, se corre el riesgo de que surjan líderes autoritarios o populistas que prometen resolver los problemas individuales, pero a menudo a expensas de la democracia y la libertad.

La lucha por los significantes políticos es parte de la batalla más amplia por el control del discurso y la narrativa política. La manera en que se definen y comprenden estos términos puede influir en la opinión pública y tener un impacto significativo en las decisiones políticas y sociales.

Las elites económicas, mediáticas, políticas y hasta académicas, beneficiadas a costa de las mayorías, disputan significantes políticos a través de los medios y redes sociales para mantener el estado de las cosas sin cambios ni modificaciones. Utilizan la manipulación mediática, la difusión de mentiras, la generación de odio, hacia lo diferente y el miedo al cambio para tener el sentido común de su lado y conservar intactos sus intereses.

La dificultad para la organización de partidos políticos, colectivos y movimientos sociales también se ve afectada por estos factores. La pérdida de confianza en las estructuras políticas tradicionales y la creencia de que la participación individual no puede generar un cambio significativo pueden llevar a una disminución en el compromiso político y social transformador.

Construir contrahegemonía es un proceso complejo que implica desafiar y transformar las narrativas, estructuras y relaciones de poder existentes para promover una visión y alternativa más justa de la sociedad. Disputar el significante político con constancia, insistencia y congruencia parece ser el camino más acertado. Enfrentar las guerras sucias, la mentira, la desinformación, el miedo y el odio a través de los medios alternativos parece ser una de las estrategias. Que el Estado intervenga en la regulación y descentralización de los medios de difusión de información también.  Es posible construir una nueva orientación cultural y política que desafíe la hegemonía existente.

Para abordar estos desafíos, es fundamental fomentar una cultura de reflexión crítica, donde se promueva el análisis profundo y se busque la comprensión de los problemas desde diversas perspectivas. Trabajar en el fortalecimiento de la confianza en las instituciones y en la importancia de la participación ciudadana. La construcción de espacios de diálogo y debate, así como el acceso a información confiable y verificada, son fundamentales para empoderar al pueblo y los trabajadores y promover una participación política más informada y comprometida. Es necesario promover valores de solidaridad y responsabilidad colectiva, en contraposición al individualismo extremo. Esto puede fomentar la colaboración entre distintas personas y la creación de colectivos capaces de impulsar cambios significativos en la sociedad.

Ganar electoralmente no concluye la disputa por los significantes políticos, no significa tomar el poder por completo, el poder fáctico continua ahí, lo que queda debilitada es la clase política dominante. Que, aunque es el vehículo de los intereses creados es el eslabón más débil porque es el más visible.

El objetivo, a quienes nos consideramos de izquierda y a favor de la democracia, debe ser, según mi opinión, fomentar el acceso a la información, la búsqueda de la politización y diversificar la participación ciudadana. Que este cada vez más activa en la toma de decisiones públicas. Construir nuevas formas creativas de comunicar a la sociedad no solo los logros del gobierno, sino seguir en la disputa por el sentido común, y en la construcción de otros valores e ideas políticas que acompañen el proceso de transformación. Apuntando a una gran revolución de conciencias.




[i]https://maytemunoz.net/wp-content/uploads/2017/08/arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo.pdf 

Imagen extraída de https://www.microfilosofia.com/2022/06/apostillas-sobre-la-posverdad.html

 

Paridad y Participación de las Mujeres en la Política: Una Lucha Permanente.

  El debate sobre la paridad y la participación de las mujeres en la política no es nuevo. Se trata de una lucha constante, incansable y muc...